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Artesanía en madera de Isla de Pascua

Solapas secundarias

Influencia extranjera en la artesanía de Isla de Pascua


El contacto con los extranjeros a inicios del siglo XVIII, provocó la transformación paulatina de los objetos confeccionados con tecnologías y materias primas locales. Sus usos, herramientas y métodos variaron para adaptarse a la comercialización con estos nuevos actores.

Desde el primer desembarco europeo en 1722 y hasta 1862, las relaciones entre los nativos y la población foránea fueron pasajeras y se centraron en el intercambio de productos, ya que la ubicación privilegiada de la isla en el Pacífico permitía que los navegantes reabastecieran allí sus naves.

Entre 1864 y 1872 se produjo un intenso proceso de colonización, marcado en un inicio por la llegada de misioneros católicos, y posteriormente por el establecimiento de comerciantes.

Esta fase marcó el inicio de un proceso de aculturación de los pascuenses. Al establecimiento definitivo de extranjeros en la isla, se sumó la desintegración de los sistemas locales de producción y la notable disminución de la población nativa producto de la introducción de enfermedades foráneas como la tuberculosis (Cristino, et.al., 1984).

La incorporación de Isla de Pascua al territorio nacional

A mediados de 1887, el Presidente José Manuel Balmaceda comisionó al capitán Policarpo Toro para que entablara negociaciones con John Norman Brander, quien se había adjudicado por remate público las propiedades de la sucesión Brander-Bornier en Isla de Pascua.

El rey Atamu Tekena y seis de los jefes principales firmaron en septiembre de 1888 un acta de cesión, sin embargo no se incluyó el territorio en el régimen jurisdiccional de la República. Ello ocurrió dos años más tarde cuando se anexó la isla al Departamento de Valparaíso en calidad de subdelegación.

La instalación de compañías comerciales y de explotación de recursos fue promovida en adelante por el Estado chileno. La isla se convirtió en una gran hacienda ovejera y relegó a los nativos al rol de inquilinos y peones, con la consecuente pérdida de sus tierras, enseres y animales.

El proceso de explotación ganadera culminó en 1953 cuando la compañía a cargo de la isla entregó sus terrenos a la Armada de Chile, institución que expulsó a los extranjeros y dejó a los isleños a cargo de los servicios básicos.

Esta nueva administración local inició en la década del 70' un proceso de apertura comercial destinado a configurar el territorio como un polo turístico, orientación que continúa hasta hoy.

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