La naranja, un cítrico esencial para fortalecer la salud en invierno

¿Por qué consumir naranja en invierno?
El naranjo dulce (Citrus sinensis) es un árbol perenne de copa compacta que puede alcanzar entre 6 y 8 metros de altura. Se caracteriza por mantener sus hojas verdes durante todo el año, por sus flores blancas, aromáticas y cerosas, y por su fruto: una baya modificada llamada hesperidio, recubierta por una cáscara gruesa rica en aceites esenciales.
Aunque su origen se encuentra en China y el sudeste asiático, la expansión del cultivo del naranjo comenzó en Europa hacia el siglo XI, particularmente en la región del Mediterráneo. Con la llegada de los europeos a América, las semillas viajaron al nuevo continente, y se estima que su introducción en la zona central de Chile ocurrió durante el período colonial, hacia el siglo XVII.
Actualmente, la producción de cítricos en Chile se concentra principalmente en las regiones Metropolitana y de O’Higgins (Razeto, 2006). El clima templado y la influencia subtropical de estas zonas proporcionan condiciones óptimas para el desarrollo de la fruta, cuya floración es inducida por el frío del invierno, mientras que la maduración del fruto ocurre entre otoño e invierno.
Una fruta, múltiples beneficios
Además de su valor agrícola e histórico, la naranja tiene un rol destacado en el ámbito de la nutrición y la salud, especialmente durante el invierno. Este fruto es rico en vitaminas A, B y C, todas fundamentales para el funcionamiento del sistema inmunológico.
En particular, la vitamina C (ácido ascórbico) contribuye a la producción de glóbulos blancos, protege las células frente al daño oxidativo y ayuda al cuerpo a resistir infecciones respiratorias comunes. Por esta razón, su consumo frecuente se asocia con la prevención de resfriados, gripes y otros procesos inflamatorios.
A estos beneficios se suma la presencia de aceites esenciales como la esencia de azahar, extraída de las flores y hojas del naranjo, que es valorada por sus propiedades terapéuticas, relajantes y antisépticas, tanto en medicina tradicional como en aromaterapia.
Ciencia, bienestar y educación para el invierno
Desde el Museo de Historia Natural de Valparaíso, y como parte del programa Ciencias para pasar el invierno, promovemos la valoración del conocimiento científico presente en lo cotidiano. El consumo responsable de alimentos de estación, como la naranja, no solo aporta a una alimentación saludable, sino que también nos conecta con los ciclos de la naturaleza y la diversidad de especies que forman parte de nuestro entorno.
Reforzar la inmunidad y el bienestar en invierno no depende de una sola medida, pero incorporar frutas frescas, variadas y nutritivas puede marcar una diferencia real en nuestra calidad de vida. Informarse, cuidarse y conocer el origen de lo que comemos es también una forma de hacer ciencia desde casa.
(*) Importante: La información entregada es referencial y educativa. En caso de problemas de salud específicos, se recomienda siempre consultar con un profesional médico.
Bibliografía
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Hoffmann, A., Farga, C., Lastra, J., Veghazi, E. (2003). Plantas medicinales de uso común en Chile. Ediciones Fundación Claudio Gay.
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Razeto, B. (2006). Para entender la fruticultura. Bruno Razeto.
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Navarro, C. (2021). Naranja: propiedades y beneficios para la salud. Cuerpomente. Disponible en: https://www.cuerpomente.com/guia-alimentos/naranja