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Proyecto Bajo la Lupa: Colección de baldosas del Museo de Historia Natural de Valparaíso

Baldosa Rocca i Cruz

Valparaíso es una ciudad que posee una fuerte coexistencia entre lo antiguo y lo nuevo; un mismo sector puede encerrar vestigios de numerosos períodos históricos. Por ello, transitar por sus calles significa recorrer un inmenso mosaico con piezas de nuestro pasado, presentes en calles, veredas, plazas, patios, halls, pórticos, etc.

La investigación Baldosas de Valparaíso, transitar sobre el pasado cotidiano tiene por objetivo principal indagar los rasgos históricos de estos objetos en la ciudad-puerto, permitiendo estudiar el patrimonio urbano y realizar una puesta en valor de la colección Patrimonio Histórico de Valparaíso, del Museo de Historia Natural de Valparaíso. Dicha colección cuenta con un total de 287 objetos que se han donado durante las últimas dos décadas, en su mayoría hallados en antiguos edificios, casas, patios y veredas de la ciudad, entre los que destacan 94 baldosas y 20 bloques de pavimento, los que se han estudiado en la presente investigación. 

Inicialmente se realizó un trabajo metódico para identificar y comparar diferentes diseños, materialidades, tonalidades, tamaños, formas, relieves, sellos e inscripciones, presentes en las baldosas de la colección, que nos dieran pistas sobre los orígenes de estos objetos y sus vínculos con la ciudad. Como resultado se logró dar con una serie nombres relacionados con diferentes empresas dedicadas a la confección de baldosas, las cuales tenían una presencia importante en la ciudad entre finales del siglo XIX y a lo largo del siglo XX, tales como: Ceruti; Buchannan & Jhones; Collado y janue/El Sol; Adam i Copañía; Roca i Cruz; Minton Hampton & Co.; H. Van Vreckom Quaregnon Belgique; Gartraig Hurfold Fire Glat Works Kilmarnock; Hannington.

Aquella información base nos permitió indagar fuentes que abarcaron más de un siglo en la historia de la industria manufacturera local vinculada a este tipo de actividad, desde la segunda mitad del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, la que, en algunos casos, llegó incluso hasta tiempos más actuales, como en el caso de las baldosas El Sol. Durante todo este período, los pisos de la ciudad fueron testigos del paulatino desarrollo de la industria manufacturera local, ya que inicialmente las baldosas eran traídas desde el extranjero a menor escala, destinadas a palacios y casonas de la élite. Si bien desde fines del siglo XIX se comenzaban a inaugurar pequeños talleres y fábricas manufactureras orientadas a este rubro, no fue sino hasta el proceso de reconstrucción, causado por el terremoto de 1906, cuando se marcó notoriamente el desarrollo de esta industria, acompañado de la mano de inmigrantes españoles e ingleses, cuando las anteriormente mencionadas Ceruti, Buchannan & Jhones y Collado & Jaume formaron parte del escenario en una ciudad que ya venía aumentando el gasto de obras públicas para adaptar su inmobiliario urbano a las necesidades económicas, sanitarias y demográficas de la industrialización.

Por supuesto, esta prolija labor no habría podido llevarse a cabo sin la mano de variados tipos de artesanos encargados de los diseños, moldes, mezclas, coloreado, cortes, fraguado, instalación y finalmente pulido. Lo minucioso del proceso de producción nos habla del patrimonio inmaterial que además encierran estos objetos, dado que los conocimientos de fabricación aún se transmiten oralmente a través del quehacer cotidiano.

Realizando un trabajo de campo al recorrer diferentes barrios de la ciudad, se lograron asociar ciertos usos que tenían las baldosas dependiendo de su composición y diseño. Aquellas con un estilo más tosco eran utilizadas normalmente en obras públicas como veredas, escaleras, plazas, cementerios, etc., cuyos diseños achurados, además de darle una identidad al piso, cumplían con la función antideslizante que prevenía a la gente de resbalar cuando las calles yacían mojadas. Por otra parte, las baldosas más estilosas de tipo liso, revestían patios, terrazas, entradas de edificios y algunos salones de familias acomodadas de la ciudad,  aunque a medida que fue avanzando el siglo XX, su uso se extendió hacia sectores medios de la población. Combinaron funcionalidad y estética a través de un diseño práctico y atractivo, que pudo reproducirse a gran escala en los pisos, tanto de los espacios públicos como privados.

Todo lo anterior permitió definir ciertas zonas geográficas de la ciudad que aún conservan baldosas asociadas a las ya estudiadas. Tan solo por mencionar algunas, encontramos los pasajes Pierre Loti y Templeman, las plazas Victoria y Echaurren, locales y galerías comerciales de calles Condell, Independencia y Victoria; mosaicos en los pisos y muros como en el MHNV, Teatro Mauri, Museo Marítimo Nacional, Villa Hispana o el Café de las Flores en calle O’Higgins.

Las baldosas hidráulicas son un testimonio histórico de la ciudad y sus habitantes. Por ello, la importancia del rescate, conservación y puesta en valor que ha realizado el Museo de Historia Natural de Valparaíso, nos permite acercarnos a un fragmento cotidiano del pasado que yace bajo nuestros pies. Esta investigación ha buscado contribuir tanto a su reconstrucción histórica, como a la valoración de la relevancia material e inmaterial de este patrimonio.

Palabras clave: Baldosas, historia urbana, Valparaíso.

Descarga el artículo completo "Baldosas de Valparaíso, transitar sobre el pasado cotidiano" por Aldo Meneses Inostroza y Luciano Riveros Arancibia.