Vermicompostando en el Museo: valorizando los residuos orgánicos
En el Museo de Historia Natural de Valparaíso se realizó el taller “Vermicompostando en el Museo”, una actividad práctica que busca valorar los residuos orgánicos y promover hábitos sostenibles en el quehacer institucional.
La jornada fue impartida por Freddy Mix, representante del Jardín Botánico Nacional de Viña del Mar, junto a Cinthia Mora, encargada de Gestión Ambiental del museo, en el marco del trabajo colaborativo entre ambas instituciones.
El mal manejo de los residuos orgánicos es una de las principales causas de emisión de gases de efecto invernadero, especialmente metano (CH₄), un gas 28 veces más potente que el dióxido de carbono (CO₂) en su capacidad de atrapar calor. Además, la acumulación de residuos en rellenos sanitarios o sitios no autorizados genera microbasurales, afectando la salud de las personas y los ecosistemas.
Según datos del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), en 2019 se generaron 7,86 millones de toneladas de residuos municipales, de las cuales menos del 1% corresponde a residuos orgánicos valorizados. La Región de Valparaíso concentra un 10,1% del total nacional, siendo la segunda en generación de residuos.
Frente a este panorama, la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos del MMA plantea metas al 2030 y 2040, buscando aumentar la valorización del 1% actual al 66% en 2040, incorporando a 500.000 familias, 5.000 colegios y 500 barrios en prácticas de compostaje, además de fomentar la economía circular en instituciones públicas.
El vermicompostaje es una biotécnica de tratamiento de residuos orgánicos que utiliza la lombriz roja californiana (Eisenia foetida) para degradar los desechos y transformarlos en un abono natural de alta calidad, rico en nutrientes y microorganismos que mejoran la estructura y fertilidad del suelo.
A diferencia del compostaje tradicional, esta metodología puede desarrollarse en espacios cerrados y no requiere contacto directo con el suelo vivo, lo que la convierte en una alternativa ideal para instituciones y entornos urbanos.
Durante el taller, las y los participantes conocieron las condiciones necesarias para mantener una vermicompostera saludable: evitar la exposición al sol y temperaturas extremas, mantener ventilación adecuada, proteger de lluvias e insectos, y diluir el lixiviado resultante (abono líquido) antes de aplicarlo como fertilizante.
El Museo de Historia Natural de Valparaíso incorporará esta práctica como parte de su gestión ambiental interna, transformando los residuos orgánicos generados por funcionarias y funcionarios en insumos para la tierra.
“Creemos que es tremendamente importante crear conciencia respecto de algunos hábitos que pueden cambiar cómo está funcionando el planeta en este momento. Ambas instituciones estamos comprometidas en esto. A veces, con gestos simples y pequeñas acciones, se pueden lograr grandes cambios. Este es el puntapié inicial para otras actividades a futuro”,
destacó Freddy Mix, representante del Jardín Botánico Nacional de Viña del Mar.
Por su parte, Cinthia Mora, encargada de Gestión Ambiental del museo, señaló:
“Agradecemos a GeoCiclos, quienes donaron la vermicompostera junto a un núcleo de lombrices que nos permite valorizar los residuos orgánicos que generamos en el museo, provenientes de las colaciones y restos de alimentos del personal. Esta acción responde a nuestras convicciones y compromiso con la mitigación de la huella de carbono y la crisis climática. Invitamos a otras instituciones a sumarse como agentes de cambio”.
La iniciativa fortalece el trabajo colaborativo entre instituciones comprometidas con la sostenibilidad y marca el inicio de un proceso educativo continuo, que incluirá nuevas charlas y talleres durante el verano, abiertos a la comunidad, para fomentar la valorización de los residuos orgánicos y el consumo responsable.